Una historia de espionaje polaco.
Las historias de espías me apasionan y ésta que os cuento es real; sucedió en Francia a finales de los años 70. Los franceses habían construido una central nuclear y Rusia y su satélite, Polonia, necesitaban información, así que recurrieron a un clásico, enviar a un grupo de mujeres a la vendimia francesa, la vendimia duraba 15 días, y en ese tiempo necesitaban conquistar a un francés y casarse con él, pues en el contrato se especificaba que una vez finalizada la vendimia volverían a su país de origen. El grupo de mujeres que iba no eran del montón, eran rubias, atractivas, seductoras y sobre todo, habían recibido formación en espionaje, en definitiva eran espías disfrazadas de vendimiadoras.
Conseguir un matrimonio en 15 días parecía misión imposible, pero una lo consiguió. El marido elegido era un hombre de campo, sin formación, divorciado, y poco atractivo, para él fue un sueño ya que nunca imaginó tener acceso a una mujer tan esplendida y encantadora.Ella va preparando al marido, contandole que su sueño era montar una restaurante y ofrecer comidas polacas.
Al mes de estar casado recibe una carta, donde se le comunica que un tío suyo residente en un país extranjero le ha dejado una herencia, se pone loca de contenta, y le dice a su marido que va a montar el restaurante de sus sueños, pero que es ella quien elige el lugar, el marido no pone objeción, y el lugar elegido está próximo a una central nuclear, donde ya había un lugar de comidas. El restaurante que monta se caracteriza por dos cosas que no tenía el otro. Comida de calidad a mejor precio, y sobre todo unas camareras esplendidas. Pronto los trabajadores de la central comienzan a ir al restaurante polaco, las camareras recibían invitaciones para tomar una copa, pero a ellas no le valía cualquiera, sabían que tenían que esperar al pez gordo, les habían dado una foto, de dos que tenían información sobre la central, y entre las varias que había, todas eran espías a la espera de que alguno de esos dos hombres mordiera el anzuelo.
Y sucedió, una de ellas comenzó a salir con el ingeniero, y en poco tiempo comienza a salir información de la central nuclear vía Polonia, la policía francesa no tardó en frecuentar el restaurante del que todos hablaban y se da cuenta que una de las camareras salía con un ingeniero de la central. La policía sospechó enseguida,pues la camarera no era una mujer del montón, y es así como se descubre el pastel.
Los servicios de inteligencia franceses actuaron, el ingeniero fue despedido y las polacas encarceladas.
El espionaje español nunca se ha servido de mujeres para seducir hombres y obtener información, porque tienen que ser altamente cualificadas, con dominio de idiomas, no solo inglés si no otros, y además estar muy bien fisicamente, y en nuestro país nunca fue bien visto que una mujer hiciera éste tipo de trabajos, es lo que he leído en algún que otro libro, publicados en los 90.No se si las cosas han cambiado.
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