Timosha.

Esta historia que cuento es real.Cuando hablas con mucha gente, terminas enterándote de mil cosas.

La historia me llega a través de la mujer que cuidaba a mi madre cuando  cayó enferma de Parkinsón.

Timosha era una mujer rusa que llegó a Sevilla al contraer matrimonio con un joven del Aljarafe.Lo curioso es como se conocen*. Javier hizo un viaje a Moscú, sin ninguna perspectiva especial, era soltero pero no iba en busca de esposa. Una vez allí decide ir a la opera, y entre los doscientos que forman el coro de Nabuco, se fija en una mujer, ya hay que tener vista, pero creo que debía desprender algo especial**, pues la historia se repetiría años más tarde. No se como se las apañó, pero consiguió conocerla y salir con ella; tres meses más tarde se casarían. La pareja tuvo una  hija, y algo pasa en el matrimonio que trece años más tarde deciden separarse, aunque siguen viviendo en la misma casa. Ella fue contratada por el Teatro de la Maestranza, y decide continuar su carrera artística en España. En una gira que hacen, al llegar a Santiago de Compostela había un empresario del textil*** de mucho dinero que asistía a la opera, y la divisa entre el mogollón que hay en el escenario, y decide conocerla, se enamora de ella y le pide matrimonio, estuvieron unos meses juntos, y la puso al frente de una de sus tiendas, pero Timosha le dijo que ya había formado una familia y que no quería tener más hijos, ni contraer matrimonio. 

Cuando dejé Sevilla,supe que Timosha se había ido al Real de Madrid con un buen contrato, y había dejado al empresario. Le perdí la pista, pero ésta mujer tuvo claro que su carrera estaba por encima de amores opresores. La hija iba y venía, entre el padre y ella,la relación con el marido no era mala, y cuando iba por Sevilla, se quedaba en su casa, la de siempre.

No se si en el Real alguien la volvió a divisar y la quiso conquistar.Hay gente que desprenden luz incluso en la oscuridad. Timosha debía tener algo especial para destacar entre un coro como los de la opera.


  
*Se conocieron a finales de los 90, y todavía no había Internet de forma generalizada.
** Me dijo la señora que cuidaba de mi madre que era muy guapa.Pero la belleza sola no es suficiente
***.El empresario del textil no es Amancio Ortega, era un hombre joven de 40 años, he querido aclarar porque una persona me ha hecho la pregunta.
 

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