Algunas historias de Casa Real
Durante años no se pudo decir nada que fuera contraproducente para la Monarquía. Y si no es por el elefante de Botsuana, posiblemente seguiríamos igual. A veces se estira la cuerda porque no pasa nada y llega un momento en que se rompe. Del emérito se ha hablado hasta la saciedad, hoy vive en un retiro que yo no diría dorado, aquello es un lujo superfluo e incómodo, si sales es para ir a un restaurante de comida internacional o entrar en una tienda y gastar, no hay otra diversión, posiblemente al emérito tampoco le guste hacer otra cosa, cuando vivía en Madrid la que iba a la ópera era ella, quien dice la ópera dice un museo, pero lo de él, eran los toros. Eso de que los opuestos se atraen puede ser al principio, porque el físico puede atraer, luego está la personalidad, el día a día..Además esto fue un arreglo.
De ella, de la reina poco se ha dicho, excepto el manido comentario de Jaime Peñafiel de que era una gran profesional. A día de hoy, y leo varios periódicos diarios, incluso de tendencia monárquica, nadie ha salido en defensa de ella, lo cual me extraña. A veces han dejado caer algo, como que era fría, distante, que no quiso ninguna dama de compañía que le aconsejara, porque cada país tiene sus costumbres, que pueden ser buenas, malas o regulares, pero hay que saberlas. Al principio le fue asignada una condesa para que llevara su agenda, pero duró poco, alguien comentó su estilo de vida, por ejemplo todos los días le ponían las blusas en unos percheros en su vestidor, y ella miraba cada blusa al trasluz y se veía una motita la tiraba al suelo, imagino que en Grecia, país de donde procedía las cosas eran así. Impuso una norma absurda como que en palacio no podría trabajar ningún divorciado, quien le iba a decir que su hijo terminaría casándose con una divorciada. El tiempo es muy jodido.
Con el personal de palacio al parecer era indiferente, con Sabino F. Campos la relación no era buena, al final lo despidieron, el motivo fue que a Sabino un día se le fue la lengua y se supo que había sido él*, se dijo que había dejado el puesto porque su esposa estaba enferma de cáncer, cosa que era cierta, así que aprovecharon el tirón, cuando falleció nadie de la familia real fue a la misa de funeral, el asunto se comentó en los cenáculos de Madrid, porque en Madrid, siempre ha habido una información soterrada, un dime que ha pasado... y no gustó lo que hicieron.
Al final vas acumulando y acumulando. Sofía nunca tuvo amigas españolas, su apoyo fue su hermana Irene y su prima Tatiana. Estar al margen en el país donde vives no es positivo. Nunca comulgó con la filosofía de vida de los españoles y al final se fue a Londres a vivir.
Hoy de la reina emérita no se habla. Sus valedores son la clase media, y algún foro que se creó por facebook, que en definitiva lo que defienden es la monarquía.Pero ésta gente tiene poco peso, son jaulas de grillos. La nobleza fue apartada, los amigos del rey eran los Albertos, los empresarios ricos de Mallorca y gente que le doró la píldora, que le tapaba cuando estaba con Marta Gayá por eso de la amistad.
A propósito de Gayá, quiero contar una historia, y aquí le doy la razón a Juan Carlos. En los 90 cuando Juan Carlos era divino de la muerte, todos querían escribir su biografía, y él se hacía el remolón, entonces Marta Gaya que tenía algo de amistad y buen rollo con Vilallonga, amigo también del rey, consiguió que fuera éste quien la escribiera. Setenta horas de charla, y alguna indiscreción contada por el rey, porque entre whisky y whisky al rey se le fue la lengua, eso no era para la biografía, si no una charla entre amigos, de mira como fue cuando estuve con Paloma, una Paloma muy conocida en España... y alguna otra. Cuando Vilallonga entrega el manuscrito a Planeta estos le pagan creo que fueron 40 millones, que se dice muy pronto. En estos casos lo normal es dar una comisión, o hacer un buen regalo, pero lo primero es mejor, suele ser el 10%. Pasa el tiempo y no se sabe si fue el rey quien le preguntó a Marta o ésta quien le comentó la cara dura de Vilallonga, se olvidó del favor que le hizo Marta; al rey le sentó como un rayo, y un día cogió a Vilallonga y se lo espetó en la cara, no se sabe los términos exactos de la conversación, pero fue el principio del fin de la amistad con él. El aristócrata tenía fama de gorrón y tacañón. Al rey le gustaba hablar de sus batallitas en la cama, y confiaba en Vilallonga.
Cuando Vilallonga fallece comienza a circular el rumor por Madrid de que había unas cintas que tenía la viuda, Begoña Aranguren, donde el rey contaba intimidades, y donde salían varios nombres de famosas, presentadoras de Tv incluidas, la viuda con la que terminó mal, dijo que eso no era cierto, pero es que Vilallonga que pasó sus últimos dos años en casa de su primera esposa Siliane, y pudo dejar las cintas allí, falleció creo que de Alzehimer.
Sobre lo de contar intimidades siempre he sido reacia, tuve una compañera de trabajo que a la semana de conocerme me contó la vida y milagros con el marido, pero no solo a mi si no a más gente. Que lo haga el pueblo llano... pero que lo haga el rey.. es otra historia
*Lo que sucedió con Sabino fue que el rey estaba en Palma de Mallorca con Marta Gallá, pero nadie lo sabía excepto Sabino que como jefe de la Casa Real debía estar al tanto en todo momento de donde estaba el rey. Llamó un periodista para preguntar donde estaba y Sabino se lo dijo. Entiendo que lo despidieran, pues no era asunto de Sabino controlar los líos del rey. Sabino era del Opus y llevaba muy mal la vida del rey, quizá debían haber metido a alguien que no estuviera comprometido con la religión. Cuando falleció nadie de la familia real fue a la misa de funeral.
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