La belleza, algo más que una ecuación matemática.


                            En estos días se hablado de la belleza de la Princesa de Asturias y por motivos que desconozco se ha recurrido a una ecuación matemática que inventaron los griegos. Porque el universo es matemática pura. Recuerdo que leyendo vidas de mujeres griegas que pasaron a la posteridad por sus encantos, casi todas tenían lo que se llama armonía del rostro y el cuerpo. Un cuerpo armónico suele gustar, y un rostro también. Pero luego hay una serie de factores que también se traslucen, la personalidad también se intuye, así como algunas virtudes o defectos.

Todos los rostros no son igual de claros a la hora de ver, los hay herméticos, pero creo que no es el caso que analizamos. A mi el gesto de la Princesa de Asturias me recuerda al de su madre cuando más joven, y posiblemente algo al de su abuela materna, creo que lleva más genes Ortiz que Borbón. 

Aunque es una personalidad en ciernes, se intuye que va a ser una mujer de carácter, y quizá algo de mal genio. 

Recurrir a una formula matemática griega me ha parecido exagerado, los rostros ovalados suelen ser más agraciados que aquellos que no lo son, pero el tiempo dirá como evoluciona. Ha cambiado mucho en este año de internado.

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