Don Pedro de Portugal y la boda de su hija


                                                     El último rey de Portugal fue Manuel II fallecido a la edad de 42 años en 1932. Falleció joven sin dejar herederos y los derechos dinásticos recayeron en la Duquesa de Loulé, Ana Maria de Braganza, cuyo hijo Pedro asumió el derecho a la "sucesión"lo pongo entre comillas porque Portugal es republicana, con la salvedad de algunos nostálgicos que quizá desearían una monarquía constitucional.

Este fin de semana contrajo matrimonio la única hija de Pedro de Braganza, María Francisca. Yo creo que la boda ha tenido más repercusión aquí en España que en Portugal. El vestido una copia del de Letizia que a su vez copió de Matilde de Bélgica, entonces princesa y ahora reina. 

Cuando falleció Pedro II tomó el poder un personaje lúgubre de todos conocidos, me refiero a Salazar, el hombre que instauró una dictadura a su manera, pero dictadura al fin y al cabo, y luego vino la revolución de los claveles.

En España dijeron que el pueblo portugués se tiró a la calle para celebrar la boda, pero aquí estamos acostumbrados a oír cualquier cosa, en ningún momento hay una toma de lejos que es donde se ve la gente que acude a un acto, pero he visto una foto por Internet y habría unas 200 personas si llegaban.También dijeron que había una tarta de no se cuantos kilos para repartir entre los presentes, porque D. Pedro invitó a l pueblo de Lisboa a que participaran en el enlace y supuestamente hizo una tarta gigante.
Esta es la tarta expuesta al sol a la salida de la iglesia, pesaría unos 30 Kgs, y había para los asistentes, quizá sobró, si tardan en salir la tarta se derrite porque en Lisboa hacía 30º.(Podían haber puesto un toldo)

No asistió ninguna casa real, Europa no quiere saber de los Braganza, en cambio si aceptaban a Pablo de Grecia.Siempre hubo clases dentro de la realeza. En cierto modo estos feos me entristecen.


Esta es una imagen de Maria Francisca el día de la petición de mano.

Los Duques de Braganza viven en un caserón en Sintra, a decir de la prensa española oscuro y algo decadente, con mucha neblina y musgo, solo les faltó decir que mejor no salir de noche vaya tengan un mal encuentro.

Sintra es bonito.

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