La barragana.


 En Málaga ha habido un escandalo de cuidado. Un cura rebotado de otras parroquias fue enviado a cubrir las de la Yunquera y el Burgo. La cosa venía de largo, había estado cuatro años en un monasterio y finalmente le dijeron que no daba el perfil. Al final se hizo sacerdote, pero  había un comportamiento extraño en él, demasiado amigo de las juergas,, organizaba excursiones y todo tipo de tinglados. El cura en cuestión mantenía una relación con una parroquiana y esta descubrió un video sexual donde mantenía relaciones con mujeres que previamente habían sido narcotizadas.
Este es el cura en cuestión, la foto ya resulta extraña

A lo largo de los siglos en España y también en Francia, existía la figura de la barragana, la mujer que se hacía cargo de llevarle la casa al cura, comida, ropa y también cama. Popularmente solía decir que era la prima del pueblo , pero todo el mundo sabía que era su amante. La palabra con la que el pueblo la bautizó fue barragana. La iglesia siempre admitió este hecho. Los obispos también tenían la suya. 

En la Comunidad Balear hubo un escandalo de proporciones mayúsculas en 2005/6. Un diputado balear procedente de Sevilla, gente de mucho abolengo, le pide al partido que si pueden darle un puesto de administrativa a su esposa, el partido tenía amistad con el obispo y este se ofrece a meterla con con un buen sueldo como secretaria. El obispo es Javier Salinas de 69 años y ella Sonia Valenzuela de 53 hija de la  Condesa de Albercón. Al poco de estar trabajando ella allí surge un flechazo entre ellos, y  comienzan la relación, viéndose a escondidas en un piso de la capital, el marido contrata un detective pero no podía imaginarse que estuviera con el obispo pensaba que era con otro hombre. Fue enamoramiento por ambas partes, pero el marido pidió audiencia al Papa en vista de que aquí en España no hacían nada, y le costó el obispado. Hicieron una serie de este asunto, vi el primer capítulo y no lo terminé, un folletín de mal gusto.
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 Pero lo sucedido con este cura va más allá y lo han cubierto, como ya es habitual, ayudándolo  en la medida de lo posible, pues ya estaban advertidos por la amante.Esta fue al obispado, poniendo los hechos en conocimiento del obispo pero este no hizo nada.

Ese problema lo tiene la iglesia desde hace siglos y lo va a seguir teniendo por su empecinamiento en que los sacerdotes sean célibes. Algunos pueden serlo pero un porcentaje alto no, si a este le gustaban las mujeres a otros les gustan los niños, se van apañando con lo que hay. 

Lo extraño es que la amante haya decidido hablar. 

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