La buena y la mala suerte.


         Los chinos tienen un proverbio que define muy bien la situación. Dice este proverbio que en la China antigua había un agricultor que tenía un solo hijo varón y le ayudaba en las tareas del campo, un día un carro le pasó por encima de la pierna produciéndole una fractura, con lo cual tuvo que encamarse, eso produjo una profunda tristeza en la familia así como entre sus amigos del pueblo, pero al poco estalló la guerra y todos los jóvenes fueron reclutados, excepto el hijo del agricultor, esto le salvó la vida, pues muchos no volvieron. 

Esto definiría un poco lo de la buena y la mala suerte. En Japón cuando Masako se comprometió con Naruhito, muchas familias la envidiaron. Un cargo así conlleva favores, y prebendas de todo tipo. El tiempo va pasando y Masako no anuncia embarazo, si para muchas familias normales es una desgracia, imagínense para una futura emperatriz.  Por fin cuando después de 17 años de matrimonio se anuncia el embarazo fue considerada una buena noticia, cuando se supo que sería niña el entusiasmo disminuyó, pero aún estaba algo por saberse, cuando la niña tenía dos añitos se dieron cuenta que algo no andaba bien, tenía algún tipo de minusvalía. La madre entró en una profunda depresión de la que le ha costado años salir.

En Japón todo es muy opaco, y no sabemos como es la relación entre la pareja, porque estas situaciones producen un desgaste enorme. Oficialmente todo está en orden, pero la cara de Masako canta.Debe ser muy duro tener puestas las esperanzas en un nacimiento y que el destino te de algo que no es fácil de asimilar. Pueden adorar a la niña, pero las expectativas eran otras. No se está cuestionando el amor de los padres, si no otras valoraciones que van asociadas al cargo.

Aiko ha querido ser independiente y ha hecho un curso en la Cruz Roja de Japón ( no sabía que existiera Cruz Roja en Japón) pero esa ha sido la opción. Posiblemente no llegue a contraer matrimonio, no sabemos exactamente cual es su problema, pero bien no está. Y sus padres han querido que esté ocupada y con ingresos.

Esto se adapta muy bien al proverbio chino. Aquí la suerte fue a parar al hermano de Naruhito, que de ser un segundón sin un papel claro, será a la muerte de su hermano el Emperador de Japón, y si falleciera antes, pues su hijo mayor será quien ocupe el cargo. 

Nunca el proverbio chino fue tan certero. Personalmente he conocido casos similares.



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