Nada es lo que parece.


                                     Así es, las apariencias engañan. ¿Por qué escribo esto?

                          Porque a estas alturas de mi vida no podía imaginar algunas cosas. No es necesario nombrar a nadie, esto sucede en las mejores familias.Nacer en una familia de dinero facilita la vida, pero la vida es algo más, parece que casandonos y teniendo hijos ya está todo hecho, pero a veces hay aspiraciones ocultas que no salen a la luz. Se vive de cara a la galería en un apariencia de normalidad pero la procesión va por dentro.

                 Todos los hijos no son capaces de "romper" con lo establecido por la sociedad, y acatan lo que los padres imponen. A veces con los años es posible resarcirse, pero no es algo común, muchas mujeres mueren, porque hablo de muejeres, sin haber sacado su lado más personal.

       La libertad a veces no tiene precio, no es necesario ser adinerado, no digo ya millonario, con tener para vivir y algún pequeño capricho algunos nos damos por satisfecho. En una ocasión una amiga de Sevilla casada con alguien bien posicionado y con mejor situación económica que la mía me dijo: que suerte tienes Cecilia, poder viajar, ir a la playa cuando se te apetece, y no tener que dar explicaciones a nadie. A lo mejor ella no era tan feliz como algunos pensabamos. 

               Y esto viene a cuento por algo que leí recientemente, pero no voy a nombrar a nadie. A buen entendedor...

               

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