Gatos.
En estos últimos años, quizás de unos treinta o menos a esta parte hemos evolucionado en nuestro amor a los animales. Los gatos fueron odiados durante mucho tiempo, y maltratados. En Sevilla no son apreciados, yo que viví allí lo pasé mal al respecto, los pocos vecinos del barrio que los cuidabamos eramos señalados con el dedo, como de gente solitaria que no tiene otra cosa que hacer.
Este imagen me entristece enormemente, si yo lo hubiera visto lo hubiera recogido sin lugar a dudas, a pesar de ya que tengo dos.
En la actualidad la situación ha cambiado mucho, somos millares los amigos y amantes de los michis. No me vale decir, yo no les hago daño pero no los quiero.
Donde vivo, en un pueblo de la provincia de Alicante, están protegidos por el ayuntamiento, y cada día conozco a más gente implicada en su cuidado. Amar a un gato no tiene nada que ver con tener o no tener pareja, o no tener hijos. Conozco a gente con hijos y sus gatos son parte de la familia.
Entre los muy religiosos, a un lado y otro,, católicios ultra, pertenecientes a grupos conservadores tipo Opus, kikos, no los quieren, los Testigos de Jehova tampoco, los judíos practicantes tampoco. Los musulmanes si los aceptan, aunque es algo de épocas reciente, muy reciente pues al parecere el Profesta Muhamed, tuvo uno.Este es Pio, un gato que recogí de una finca en mal estado, con dos mses, hoy es un gato sano, adorable, y que me ha dado mucho, mucho más de lo que yo pueda haberle dado. Tiene tres añitos, y es muy juguetón, me despierta por las mañanas, es como un reloj despertador.
Y esta otra su hermana Tina, que ya va para cinco añitos.
No entiendo por qué los muy religiosos los detestan.
El día que me trajeron a Tina, la ofrecieron por un foro del pueblo, pregunté a la que me la trajo si su compañero estaba de acuerdo, y me dijo: fue la condición que le puse, y no hubo problemas.
Si amas a tu compañera, novia, o esposa, no la puedes privar de su michi.
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