Eufemismos.
La palabra empresario en éste país ha degenerado de forma casi irrisoria. Yo no tengo nada contra el kioskero de las pipas, que solo vende chuches y frutos secos, pero de ahí a llamarle empresario como oí un día en tv va un trecho. Pero la cosa no termina ahí, a la mujer que tiene una agencia de contactos para intercambio de sexo entre hombres y mujeres también se le llama empresaria. Solo hace falta tener un lugar, puede ser tu casa y un teléfono, como la empresaria de la que he hablado para que se te considere como tal. Algo no va en éste país.